La Chingana del Barrio en Viña: para salir cantando

Por María Estela Girardin G.

La Chingana del Barrio en Viña del Mar: para salir cantando 

El sabor existe aquí de una forma contundente, casera y real; aunque de ello no avisa ni la angosta entrada del local, ni el pequeño letrero. Quizás así debe ser: llegar dudando y salir cantando.

Había que franquear una pequeña puerta en 3 Poniente y allí estaba: La Chingana del Barrio. Aclaro: del Barrio Poniente de Viña del Mar (@barrioponiente_vina). Puerta que debería ser más ancha -y el letrero, enorme- para merecer todo el sabor que alberga este restaurante desde que encendió sus fuegos en febrero de 2019.

Una vez adentro, estás en un patio interior amplio y surcado por algunos árboles, guirnaldas de luces y rincones temáticos, como el de la “Vulca” o del Chavo del Ocho. Las mesas cuadradas, primorosas, están cubiertas de manteles de plástico floreados, como para que nadie se preocupe demasiado de chorrear, brindar o cucharear.

He llegado al local por invitación de uno de sus socios, Alejandro “Pelao” Bakit, (@pelaobakit) y de Francisco Guzmán, (@panchochef.cl), quien acaba de revisar y renovar algunos platos de la carta de invierno. Una oferta que, como señal de respeto al producto local, cambia cada seis meses. No se quedan en los laureles, y eso ya me gusta: su carta es para volverse loca de sabores, gustos y orígenes. Un Chile total. En La Chingana está la comida necesaria, el alimento, pero también el antojo y la recaída. 

Es invierno y la vaguada costera hace estragos en Viña del Mar. De ahí que no dudé en aceptar el plato de la semana: pantrucas. Lo primero que agradecí -rigor necesario- es que venía ca-lien-te . El plato es más que pantrucas: es un menú completo del día que además de las pantrucas en su caldo, lleva trozos de papas y tres tajadas de plateada de aquella que cortas con el tenedor, además de su toque final de cilantro fresco. Es casi imposible darle más estrellitas (o fonditos) a este plato que, admito, nunca había sido de mis favoritos. Pero mírenme aquí, alabando estas pantrucas desde el corazón. 

Sólo para cerrar el hilo del Plato de la Semana, les cuento que la semana siguiente había charquicán con su longaniza y huevo frito, y que también puede salir pollo arvejado por sólo $8.000.

Y se nota que han pensado en todos, pues en La Chingana del Barrio hay, realmente, de un cuanto hay: ceviche de cochayuyo, canelones de jaiba, pulpo asado, champiñones rellenos de espinacas, sánguches para armar a tu pinta (como el de plateada con sus papas fritas caseras), costillar a la chilena, puré chinganero, lomo vetado, entraña, pichanga, mix de churrascas con pernil al vino tinto, prietas, longanizas, malaya, plateada al horno, arrachera, mollejas, lengua, pimientos rellenos de queso y…¿sigo?.

La especialidad, sin embargo, se va por las carnes y los fuegos, espacio donde se adivina la sabiduría de Pelao Bakit, miembro destacado de la Asociación Chilena de Asadores (@aca.chile) y parte del equipo ganador de 2 –repito: 2– mundiales de asadores el 2022, en categoría Cerdo y Cordero. Así, feliz me entregué a un lomo vetado Angus que a estas alturas es uno de los platos estrella, esos que no salen jamás de la carta. Son 300 grs. de carne chilena tipo U (una vaca de más edad, o sea, más sabrosa) que suda jugos por todos lados y que llega acompañada de un pebre caliente como para llevarse en pote a la casa. Respecto a la carne, una pausa importante: es chilena de Osorno, y Pelao la defiende así: “La vaca chilena se cría con pasto y eso te da más fibra y grasa. Puede que sea más dura pero eso sólo significa que necesita más cocción, nada más.” Comiendo se resuelve la discusión y esta carne está en su punto. Admite, incluso, llegar más roja, pero aquí el sabor manda. 

Mi corazón pisciano me pedía pescado, así es que la última tanda se la dediqué a la Pesca del Día que, como dice su nombre, te asegura frescura y estacionalidad, pero no necesariamente elección. Regodiona que soy, no más, porque las otras opciones eran corvina y albacora. O sea, calidad más arriba de la media del barrio. A mí me tocó merluza austral frita, esa que se desgaja en grandes trozos sin destruirse, con una impecable ensalada chilena hecha con cebolla morada, que venía aliñada desde la cocina y a la que no tuve que arreglarle nada. 

También me atreví con la carta de vinos que resultó más interesante de lo que me esperaba. Probé algunos blancos, pero me quedo definitivamente con el Cabernet Franc 2020 de Calcu. Un excelente compañero de carnes y pescados, y hasta de la ensalada chilena. 

Ya me iba cuando la “Rusia Borracha” me frenó en seco: uno de los postres ya intocables de la carta de La Chingana del Barrio. Son capas de galleta -no de hojarasca, como muchos creerán- bañadas en pisco, con crema chantilly y manjar; hasta la mermeladita de frutos rojos que adorna el plato es casera. Para coronar mi feliz visita a La Chingana, tuve la bendición de ser atendida por la Sra. Jaqueline Costa, la maestra cocinera de La Chingana desde el día que abrieron. La mujer que pone la vara del sabor y, ahora entiendo, de tanto detalle. Vaya mi reconocimiento por el equipo que ha formado y por la claridad de su cocina.

¿Volvería a La Chingana del Barrio? Por supuesto. Primero, porque la carta es extensa y hay comida de verdad. Segundo, porque tiene varios ambientes: una cosa fue ir al almuerzo, en onda familiar o de oficina. Y otra, completamente diferente, sería llegar después de las 18:00 hrs, cuando se enciende la barra y sube el volumen de la música. En breve, volveré por la música en vivo.

Les confieso que visitar La Chingana del Barrio me devolvió la fe en el rubro gastronómico viñamarino, que siempre se compara con el de Valparaíso, y que ya fuera porque las cocinas cerraban muy temprano, o porque les faltaba identidad, se quedaban en nada memorable. 

Lo único que les pido, y les pedí, es que sacaran esos sobres de sal que desmerecen el nivel de cocina que tienen. Dicen que es porque la gente pide sal fina. Pues en este caso, yo no daría opción a “la gente” y, en cambio, les pediría más respeto por nuestras salinas de Lo Valdivia, de donde La Chingana del Barrio se provee a través de las magníficas sales saborizadas de Fedusal 21 (@fedusal). La pizca de sal, en estos casos, puede y debe marcar el camino de una cocina que ya las tiene todas para ir, y para repetirse el plato.

La Chingana del Barrio

Dirección: 3 poniente 563. (entre 6 y 7 norte) Viña del Mar.

Horario: Lunes a jueves: 13:00 a 01:30 / Viernes y sábado: 13:00 a 02:30 / Domingo: 13:00 a 19:00 hrs. Reservas sólo de lunes a jueves. Fin de semana, por orden de llegada.

Web: La Chingana del Barrio

Instagram @lachinganadelbarrio




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