Sichuan Mala: la ingeniería del sabor

 

Por Isidora Díaz

Hace un tiempo el algoritmo puso frente a mis ojos un delivery de la que es, por lejos, mi “cocina del mundo” favorita: la cocina china de la provincia de Sichuan. En EEUU la conocí: una robusta comunidad sichuanesa en Columbus (Ohio) justificaba varios restaurantes. Con el @capitank nos hicimos fanáticos de esta mezcla intensísima de sabores. Sobre todo, nos enamoramos de la pimienta de Sichuan, una baya fragante que en vez de picar, duerme la boca y deja la lengua eléctrica. Como además hace salivar, todos los otros sabores se sienten mucho más. Esa sensación en China se llama “Mala” -de ahí el nombre de este delivery-.

Hay un capítulo viejo donde a Bourdain lo hacen tomar una sopa sichuanesa ultra “mala”, hasta que le corren los mocos y las lágrimas, sin poder dejar de comer. Ese precisamente es el quid de esta cocina. Francisco Salinas (30) de @sichuan_mala lo consigue con maestría y entrega tsunamis de sabor.


De familia cocinera, este ingeniero civil informático había soñado con tener su propio negocio de comida, pero no de cualquiera; siempre le ha fascinado lo exótico. Es de los que se obsesiona y cocina el mismo plato hasta dar con la receta perfecta (le pasó con el ramen). Por eso y tras quedarse sin pega, decidió que la cocina sichuanesa sería la elegida. Encargó libros, vio videos, fue a los súper chinos de ULA y Patronato, y cocinó, cocinó y cocinó, hasta dar con un menú conciso de cinco platos (Mapo Tofu, pollo Kung Pao, berenjenas Yuxian, chancho agridulce y fideos Dan Dan, todos en buenas porciones entre los 6 y los 8 mil pesos). Se nota en los cortes la obsesión perfeccionista, y se logra lo más difícil ante tantos ingredientes salados, picantes y fermentados: balance.

Recomiendo pedir el menú completo para probar todo. Funciona bien en recalentado, por si sobra (aunque difícil!) Además, se pueden pedir versiones veganas de casi todo. Ojo: hay que encargar el día anterior.

Aunque Francisco de momento está sólo con delivery, hay planes de abrir un pequeño local en Ñuñoa. Lo esperaremos con ansias.

Anterior
Anterior

El asado según Juan José Saer

Siguiente
Siguiente

Un viaje de comida, amor y autodescubrimiento.