¿De quién es esto?
¿De quién es esto?
Me llamo Isidora Díaz Fernández.
Tengo 36 y soy de Arauco. Viví también en Constitución de adolescente, y en Columbus [Ohio] y Copenhague entre el 2013 y fines del 2020. Volví porque afuera no hay piures. Hoy vivo en Santiago, cerquita de la Plaza Ñuñoa, junto a mi compañero de vida Raúl.
Aunque estudié Filosofía en la Chile, la comida fue más fuerte que Kierkegaard. He trabajado como periodista gastronómica para medios chilenos y gringos; como profe de ramos de cultura y tendencias en escuelas de cocina y como editora en revistas del rubro. Hace unos 10 años tuve un blog que se llamaba “La Sartén y el Mango”, donde publicaba crónicas sobre cocina chilena (está offline hace rato; prometo remasterizar y publicar aquí algunos textos). Además, junto a Carolina Carriel soy co-autora del libro “Todo a la Parrilla”, que –ejem– ha sido un hit desde 2016.
Cuando viví en Estados Unidos cociné en una banquetera, hice pop-ups de cocina chilena, tuve mi negocio de empanadas y escribí en medios locales. En Dinamarca cociné en el restaurante de una granja biodinámica y di clases de cocina chilena y latinoamericana en la escuela de Claus Meyers. También cursé un Máster en Estudios Alimentarios Integrados en la Universidad de Copenhagen, formación que me ayudó a entender las complejas y múltiples dimensiones del alimento. Además he estado ligada al movimiento Slow Food desde 2011.
Me crié golosa: con Tita, mi madre poeta, pintora y en su tiempo dueña de una sanguchería famosa; y Joaquín, mi padre melómano, ultra lector y gastrónomo fino. Hoy, jubilados, se dedican a inventar tragos nuevos, regar los papayos y a arreglar el cosito del coso. Tengo dos hermanos mayores, Joaquín y Cristóbal: ambos grandes maestros del comer, el beber y el asar.
A pesar de mi formación académica, mi amor por la comida no es intelectual sino que obsesivo y voluptuoso. Es un amor incontestable que me lleva a querer enseñar todo lo que sé sobre ella: lo que me inspira, lo que me sorprende y lo que nos puede ayudar a todos y todas a gozar de la buena mesa en comunidad, a apreciar otras culturas y a descubrir nuestras propias raíces.
Esa soy yo, más o menos. Dígame Isi nomás.