Un lugar en el Vino

Por Claire Manvieux

Soy francesa y llevo en Chile 8 años. Si bien aquí fundé mi familia y con ella mis raíces, he tenido que ir conociendo, entendiendo y amando una cultura ajena en este largo y estrecho país, que tenía entero por conocer. Ese conocimiento pasa por los sabores, y entre ellos está el Vino. Desde que llegué, probé los que me habían recomendado tanto: porque si vino a Chile y no toma vino, ¡¿a qué chucha vino?! (¡Ah! ¡los chilenos tan aficionados a sus lemas!).

En esos años la oferta era bastante –demasiado– homogénea, pero eso me animó a indagar más. Me fui sorprendiendo y enamorando de algunos vinos, que a su vez me permitieron comprender lo que busco en ellos. Este mundo me mostró paisajes, personajes, patrimonio y sabiduría que llega desde rincones ancestrales.

Así fui ampliando mi alfabeto vitivinícola y enriqueciendo mis conocimientos, hasta llegar a la necesidad de saberes más asentados y técnicos. Paso seguido, empecé a estudiar en la Escuela de Sommeliers y con la Wine and Spirit Education Trust. Y recibí la primera gran y eterna lección: mientras más aprendo, más comprendo que no sé nada, y que todo está por conocer.

Quisiera invitar a tod@s l@s que se interesan lo más mínimo en este brebaje a acercarse a Él, leer de Él, a conocer sus hacedores, sentir sus suelos y cielos, sus vientos y sonidos. L@s invito a ser curios@s: a probar todo lo que se le cruce; a escuchar el glu-glu-glú líquido al llenar la copa; a mirar los reflejos brillantes en su superficie; sentir sus aromas delicados –o no tanto–. A degustar sus sabores, acidez, taninos, alcohol, cuerpo y longitud, hasta el fondo de la garganta y de la memoria. Les invito, sobre todo, a sentir las emociones por Él provocadas e ir, de a poco, edificando una biblioteca de recuerdos viníferos.

El Vino abre nuevos mundos, nuevas caras, nuevos lugares; mas también abre el mundo propio, y hace que nos preguntemos: ¿dónde me ubico yo en esta infinidad?. En este universo que ofrece el Vino encontré un lugar donde puedo mostrarme, expresarme y existir hacia afuera.

Así como yo encontré mi lugar, ¡existe uno para cada cual que sepa amarlo!

Anterior
Anterior

El espacio de la cocina

Siguiente
Siguiente

Pasar a comerse un completo