Somewhere Called O’Higgins: La Lengua de Chile

 

Colaboración Revista Fondo - FIC Ecoinnovación Agroalimentaria

¿Hacia dónde viajamos cuando cerramos los ojos, y probamos una cañita bien fría de chacolí? 

¿Qué paisajes se descubren en el sabor de un delicioso plato de lentejas con quinoa? 

¿De quién son las manos que lograron separar el agua de la sal, para transformarla en sazón? 

Y las décimas recitadas cuando se tejió este sombrero; ¿de qué versan; quién las inventó?


Tales son las preguntas que buscará responder el Centro de Interpretación Gastronómico Regional (CIG): “Somewhere called O’Higgins: La Lengua de Chile”, una iniciativa de difusión multidisciplinaria y vanguardista parte del proyecto FIC Ecoinnovación Agroalimentaria de la Universidad O’Higgins y el Instituto de ciencias Agroalimentarias, Animales y Ambientales, ICA3, proyecto financiado por el Gobierno Regional de O´Higgins y su Consejo Regional, enmarcado en la estrategia Regional de Innovación.

La inciativa reúne a la comunidad internacional de diseñadores alimentarios Food Design Nation, la asociación gremial de restaurantes Asegmi O’Higgins en torno a un mismo fin: repensar los alimentos y la cocina del territorio para transitar, desde su tradicional carácter de territorio agrícola, hacia un futuro -cercano y posible- como destino enogastronómico de alcance internacional. 

¿De qué se trata? Desde la próxima primavera, una exhibición itinerante, interactiva y modular pionera en Chile buscará reencantar a las y los habitantes de la región de O’Higgins -y a quienes quieran visitar- con el patrimonio alimentario, gastronómico y vitivinícola de la zona, para manifestar tanto la urgencia de su protección y cultivo, como el enorme potencial turístico de estos saberes. El recorrido del CIG considerará tres localidades en la Región.

Oficios y procesos ancestrales del hacer campesino; sabores y recetas de los platos de antaño; personas, paisajes y productos; todo ello formará parte del circuito interactivo que miles de asistentes de todas las edades podrán experimentar. La muestra incluirá cápsulas de material audiovisual y auditivo; fotografías de alto valor artístico; piezas gráficas tales como diagramas y croquis; y otras materialidades que sin duda sorprenderán a los visitantes. En tanto, un grupo de monitores especializados entregará información y realizará diversas actividades de carácter educativo. El programa también considera conversatorios y actividades de diseño participativo para vincular aún más la muestra a la comunidad. 

Los universos alimentarios locales a explorar incluirán la mistela, el vino rural y la chicha; harinas de molino, legumbres, maní y quinoa; algas, tomates de Rengo y aceite de oliva; sal de Cahuil, aceite de oliva y miel de palma, cordero del secano; entre varios otros de producción local. Desde la cultura, rituales y técnicas en torno a  cada ingrediente, se comunicará el valor de la cocina local de O'Higgins. La idea es facilitar en los visitantes, desde el ejercicio de la curiosidad, la adopción de una visión de futuro a través del lente de la tradición, que devele las posibilidades de cada universo alimentario también como posible proyecto de vida, especialmente para las nuevas generaciones que hoy abandonan la ruralidad.

La exhibición será elaborada íntegra y colectivamente por un grupo de artistas residentes convocados por Food Design Nation, quienes trabajarán en una modalidad híbrida de presencialidad, permitiendo a personas de todo el mundo participar de esta iniciativa. En una convocatoria pública se llamó a diseñadores, fotógrafos, escritores y músicos, que desarrollarán su trabajo en los tópicos elegidos entre este mes de abril y junio. Cada residente -o equipo de residentes- trabajará mano a mano con las comunidades locales, y de ser necesario, traductores. Un jurado especializado seleccionará a quienes propongan las mejores ideas para poner en valor la riqueza del territorio. 

“Se trata de remirar el territorio desde los ojos de otro: ese es el desafío de un viaje virtual donde otro ve lo que yo no he podido ver, y valora ese quehacer; es la vuelta larga para apreciar lo nuestro de una manera nueva. Esto tiene que ver, desde lo educativo y lo artístico, con el reconocimiento del territorio y su despensa, incluyendo los subproductos; así, un centro de interpretación es un ejercicio lúdico, necesario y natural donde la gente va aprendiendo sin querer”, recalca Consuelo Poblete, colaboradora del proyecto. 

Se contemplará, en el diseño y ejecución del CIG, requerimientos especiales de accesibilidad y todos los protocolos COVID-19 que la contingencia requiera, siempre respetando los aforos y medidas de prevención establecidas por la autoridad sanitaria.

"Para el ICA3 de la UOH, este proyecto es un verdadero desafío y una gran oportunidad  para abrir nuevas líneas de investigación, docencia y extensión, y de poner los pies en la tierra de nuestra región, junto a su gente y sus saberes", indica José Acosta, Impulsor del Proyecto.

Aquí en Fondo, estaremos atentos a las novedades de esta maravillosa iniciativa

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