Así come el Chile que sueño

 

Por Isidora Díaz

 
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En estos días parece que todo puede ser posible.

Cuando escuché a Elisa Loncon hablar del “alimento sano” como uno de los derechos por recuperar, decidí poner en papel lo que imagino.

En el Chile que sueño, los almuerzos escolares no estarán a cargo de grandes concesionarias que importan alimentos de mala calidad desde el otro lado del mundo; que cortan esquinas para ahorrar y que le compran a la agricultura familiar campesina a regañadientes y lo justo para cumplir con la ley, sólo para mezclar papas frescas maravillosas de Cañete con papa deshidratada traída de Polonia, que terminan mezcladas con margarina en un puré indigno que va a dar al tacho de la basura.

En el país que imagino, se saldrá de cuarto medio sabiendo hacer pan, catutos, legumbres y almácigos, y teniendo una noción básica aunque suficiente sobre cómo alimentarse bien.

En el futuro, la industria alimentaria se pondrá al día con las regulaciones y etiquetados en materia de aditivos, trazabilidad, bienestar animal, desperdicio y OGMs. Tenemos derecho a informarnos cómo se producen y qué contienen los alimentos.

En el Chile que ultra sueño, lo que se come en hospitales públicos, centros del Sename y en las cárceles será lo mismo que se come en el Congreso Nacional. ¿Me fui en volá?

En el futuro los, las y les chefs e influencers que son hoy líderes de opinión, o que están en posiciones de poder, habrán logrado motivar a las personas en sus casas a meterse a la cocina, a no gastar demás en alimentos procesados y vacíos de nutrientes, a sentarse a la mesa, a apagar la tele y conversar, y a fijarse en la calidad y la procedencia de lo que se meten a la boca.

En mi país ideal, la gastronomía se potenciará como un eje de desarrollo cultural y turístico, mediante políticas públicas de largo plazo y apoyos económicos oportunos que la saquen del hoyo en que quedará luego de la pandemia (si es que se digna algún día a terminar).

En el Chile que sueño, más importantemente, a las familias les alcanzarán las lucas y el tiempo para no enfermarse por comer mal.

¡Y sueño con tantas cosas más!

¿Ustedes, con qué sueñan?

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